Un Oasis para una Ciudad: el palmeral y el Regadío Tradicional de Elche


Luis Pablo Martinez


La complejidad del regadío tradicional

La tecnología hidráulica tradicional era muy versátil. Cada sistema hidráulico tradicional constituía, en su singularidad, una solución particular adaptada a los requerimientos específicos de cada ecosistema agrario. La abundancia relativa de agua era la causa primordial de las diferencias existentes entre sistemas hidráulicos. Estas diferencias tenían una clara traducción en su diseño material. Así, en áreas de extrema aridez, los sistemas hidráulicos acostumbran a presentar balsas de acumulación a lo largo de su trayectoria; un ítem difícil de encontrar en sistemas situados en regiones con abundancia de agua. Pero las diferencias también se reflejaban en regulaciones institutionales menos tangibles. Así, los sistemas de regadío alimentados por caudales regulares y abundantes se regían por proporcionalidad volumétrica simple, mientras que aquellos situados en zonas menos favorecidas superponían a la proporcionalidad volumétrica un tandeo estricto.

I.E.S. La Torreta, Elche


En el primer caso, el agua corría contínua y simultáneamente por todos los canales principales del sistema, y los campesinos eran libres de usarla o no. El acceso proporcional al agua quedaba determinado por la sección y por la distribución geográfica de los canales. Con todo, el reglamento de los sistemas de proporcionalidad simple solían prever la distribución de agua por tandeo como mecanismo para superar emergencias climáticas. Así ocurría en la Huerta de Valencia. En condiciones normales, el agua corría contínuamente por los canales principales de la Huerta. Pero en tiempo de emergencia, el acceso libre y proprocional al agua era sustituido por un estricto turno de acceso.

En el segundo caso, que puede definirse como el de los sistemas en perpetua emergencia, los campesinos debían esperar indefectiblemente la llegada del turno de agua establecido. No podían regar ni antes ni después de su turno. Esto era lo que ocurría en Elche, cuyo territorio disfruta de menos de 300 mm de lluvia anual.

La impronta de la aridez en el regadío tradicional de Elche

El sistema de regadío tradicional de Elche, el de la Acequia Mayor, ilustra un tipo de sistema hidráulico cuyo diseño físico e institucional se adaptaba de forma integral a condiciones de severa escasez de agua. El principio de distribución por turnos del agua regía por completo el sistema hidráulico de Elche, síntoma inequívoco de escasez. La principal fuente para su estudio es el "Reglamento para el régimen y gobierno de la comunidad de propietarios de las aguas de la acequia mayor del pantano de Elche" (1912), el libro que copia la reglamentación consuetudinaria del gobierno de las aguas de la Acequia Mayor, tal y como quedaron fijadas en 1791. De acuerdo con el "Reglamento", el agua del sistema debía dividirse como sigue:

  • Acequia Mayor 9 partes (9 "tallas")
  • Acequia de Marchena 2 partes (9 "tallas")
  • Población de Elche 1 parte (1 "talla")

Así, una parte quedaba reservada para usos públicos, mientras que las restantes once partes se aplicaban al regadío. El agua de regadío se dividía a su vez del modo siguiente:

  • Agua de "Huertos" 600 "hilos"
  • Agua de "Dula" 75 "hilos"
  • Agua de "Marchena" 138 "hilos"

"Huertos" y "Dula" corresponden a las tierras irrigadas por la Acequia Mayor en la ribera norte del Vinalopó. "Marchena" es la denominación de un brazo principal de la Acequia Mayor que cruzaba el río para regar tierra en su orilla sur.

Museo Escolar Agricola de Puçol



Hemos de concentrarnos en la forma en que las aguas de Huertos y Dula eran distribuidas puesto que ellas alimentaban al grueso del Palmeral, el actual Palmeral Urbano, localizado en la ribera norte del Vinalopó. Marchena tenía un Palmeral más pequeño, que desapareció con anterioridad a 1956 debido a la expansión de la ciudad de Elche.

Teniendo en cuenta que cada "hilo" corresponde a un período de 12 horas, es fácil darse cuenta de que el diseño institucional del sistema de Elche favorecía claramente el establecimiento de un área de regadío intensivo: la de Huertos, que tenía derecho a disfrutar de 7.200 horas de agua, mientras que las tierras sitas en el área de Dula tan sólo podían disfrutar de 900 horas.

Estas prescripciones estatutarias relativas a la gestión del sistema pueden emplearse para el estudio de la estructura original del sistema, ya que contienen un núcleo medieval fuerte. Los conquistadores cristianos heredaron el sistema hidráulico de los musulmanes, y Don Manuel, Infante de Castilla y señor de Elche, estableció explícitamente en 1270 que sus nuevos vasallos debían gestionar el sistema de regadío como consuetudinariamente se hacía "en tiempo de los moros":

"Otrosí, les otorgo que el agua con que se regavan las acarías... que la ayan assí como la solien aver los moros en el so tiempo".

"Asimismo, les otorgo [a los nuevos pobladores] que el agua con que se regaban las alquerías [los núcleos de población musulmanes]... que la tengan así como la solían tener los moros en su tiempo".

Museo Escolar Agricola de Puçol



La única innovación significativa introducida en las siguientes centurias derivó del input de nuevos caudales al sistema, traducido en incrementos marginales del mismo. Don Manuel otorgó a sus vasallos ilicitanos "las aguas de Villena", localidad ubicada al noroeste de Elche. En términos institucionales, el volumen de agua del sistema pasó de 8 tallas (6 para la Acequia Mayor y 2 para la Acequia de Marchena) a 11 tallas (9 para la Acequia Mayor, y 2 para la Acequia de Marchena). Aunque "el agua de Villena" pasó más tarde a manos de las villas de Sax y Elda, las 11 tallas se mantuvieron como módulo de agua disponible, e incluso se incrementó a 12 (una talla más otorgada a la población). La construcción, en el siglo XVII, de una gran presa de almacenamiento en sustitución de la simple presa de derivación original puede explicarlo, al haber hecho posible una mayor explotación del limitado e irregular caudal del Vinalopó.

En cualquier caso, la mayoría de las aguas extraordinarias fueron destinadas primordialmente desde la conquista cristiana al crecimiento marginal de la superficie irrigada: esto es, a las tierras de Dula. Toda la bibliografía destaca la estrecha conexión existente entre la concesión de las aguas de Villena y la creación de nuevas "dulas" meridionales, alimentadas por el agua de la Acequia Mayor (incrementada, recordemos, en 3 tallas), aplicadas a los asentamientos de Beniboch, Rabajalí, Daymes y Boniol... villas que Don Manuel se reservó como su dominio personal. Probablemente, los incrementos históricos del input de agua en el sistema no tuvieron sino efectos marginales, puesto que no supusieron ninguna mejora radical. La prueba viene dada por la continuidad del propio sistema de gestión adaptado a la escasez, basado en el tandeo y en la distinción de agua de Huertos y agua de Dula.

La lógica del oasis: el Palmeral como agrupación de huertos regados

En español, "huerto" (masculino) significa lugar en el que se desarrollan prácticas intensivas de agricultura de regadío, mientras que "huerta" (femenino) indica la totalidad del área irrigada. La palabra "huerta" es, pues, singular en su propia naturaleza, mientras que "huerto" puede ser plural (cada huerta contiene muchos huertos, pero ningún huerto puede contener varias huertas).

En los huertos se practica una agricultura primorosa, de jardín, conocida como "horticultura". En los huertos se cultivan valiosas hortalizas y árboles frutales, y esta es la razón por la cual habitualmente aparecen cerrados por muros y toda clase de barreras físicas.

El área de Huertos del sistema de regadío de Elche se conoce popularmente como "El Palmeral" por sus abundantes palmeras. En el área de Huertos, las palmeras datileras cumplen funciones agronómicas y económicas. El flanqueo perimetral de todos los huertos por palmeras datileras alineadas (doblemente alineadas cuando el límite coincidía con un canal) favoreció la agricultura intensiva en Elche. Las palmeras datileras toleran bien las aguas salobres (como las del Vinalopó) y producen una amplia variedad de bienes: dátiles (su fruto) madera (su tronco) y fibra (extraída de sus hojas).

El alineamiento artificial de las palmeras datileras genera, además, un valiosísimo microclima. Su efecto pantalla preserva las hortalizas y los frutales del huerto de una excesiva exposición al sol, y disminuye la evaporación de la escasa y preciosa agua.

El parcelario del Palmeral sorprende por su regularidad en tamaño y diseño. La ortogonalidad y similaridad en superficie de los huertos propiciaba una distribución del agua más eficiente. Partiendo de un estudio comparativo de 36 áreas de regadío ubicadas en la árida meseta iraní, Michael E. Bonine pudo concluir que "desde el momento en que... el agua es empleada en fracciones de tiempo, el cálculo de cuánto tiempo cuesta regar cada parcela resulta crucial. Cuanto más regulares (rectangulares) y similares en tamaño, más fácil resulta calcular el tiempo necesario requerido para el riego de los campos".

Pero aún queda por explicar el porqué la mayoría de los huertos de Elche se encuentran agrupados en una única gran área (la de Huertos, con mayúscula). Es una cuestión importante, puesto que está en relación con la propia idea del Palmeral, un espacio popularmente percibido como un continuo, como "un mar de palmeras".

Resulta bastante claro que la agrupación de huertos fue una opción deliberada tomada durante el diseño original del sistema hidráulico. Agrupar los huertos en una única área simplificaba la distribución desigual de caudales entre áreas de regadío intensivo y no intensivo, las tierras de huertos y de dula. De hecho, como veremos, las aguas de Huertos y Dula circulan por canales distintos.

Otra nota distintiva de la gestión del sistema hidráulico del Palmeral parece haber promovido también la concentración de los huertos: cada día, las horas de agua correspondientes a los huertos eran vendidas en pública subasta.

Para entender el porqué de esta práctica, se ha de tener en cuenta que la horticultura implica el cultivo de una gran variedad de especies, cada una con su propio ritmo de crecimiento y con requerimientos de agua específicos. En los sistemas de regadío favorecidos por la abundacia relativa agua, la práctica de la horticultura no tenía mayor dificultad que la de dar agua al huerto tantas veces como cada especie lo requeriese.

En Elche, como en los demás sistemas situados en regiones áridas, pensar en una apertura discreccional de las compuertas era un espejismo, y ningún tandeo ni ninguna distribución geográfica podía resolver el problema de llevar el agua simultáneamente a diferentes puntos del sistema en momentos críticos. La solución pasó por hacer del agua un bien negociable.

Característicamente, en los sistemas de regadío bien alimentados el derecho de acceso al agua estaba vinculado a la tierra, mientras que en los sistemas de escasez el acceso al agua podía negociarse en última instancia.

Recapitulando, el hecho de que los huertos aparezcan concentrados contribuía a un mejor funcionamiento del sistema porque (1) permitía establecer áreas de riego diferenciado servidas por canales específicos, haciendo viable el régimen que primaba los huertos frente a las dulas, y (2) permitía una redistribución eficiente del Agua de Huertos entre los huertos más necesitados.

Por tanto, resulta evidente que el Palmeral constituye una sección funcional de un sistema hidráulico diseñada originalmente para la práctica de la agricultura intensiva en condiciones de extrema aridez.

Toponimia del regadío y arqueología del paisaje ilicitano

Uno de los principios metodológicos que guían la presente investigación es que la información toponímica deviene particularmente relevante desde el punto de vista histórico cuando corrobora, o es corroborada, por fuentes históricas concurrentes (tanto si se trata de documentación escrita, una regla consuetudinaria de gestión, o una peculiaridad estructural del paisaje).

Así, el hecho de que los canales que todavía hoy alimentan el Palmeral porten nombres árabes o arabizados corrobora el origen árabe del Palmeral desde el momento en que sabemos que el Palmeral es un área de regadío intensivo dentro de un sistema hidráulico de diseño yemenita datado alrededor del año 1000.

En este sentido, los topónimos todavía en uso son memoria viva de la población musulmana que usó el Palmeral y el entero sistema hidráulico de Elche.

Todos los canales son derivaciones secundarias de la Acequia Mayor. La siguiente lista copia sus nombres ordenados de aguas arriba a aguas abajo, según su posición a lo largo de la Acequia Mayor. La lista indica su aplicación al riego de Huertos o de Dula según el statu quo descrito por Baltasar Ortiz de Mendoza en su opúsculo "Claridad de la acequia de la Villla de Elche" (1589).

Las dulas se especifican por la relevancia de su estricta adscripción territorial para la interpretación arqueológica del paisaje.

(A) Significa topónimo árabe o arabizado.

(L) Significa topónimo puramente latino, en el sentido de topónimo pre-árabe superviviente.

(V) Significa topónimo valenciano, posterior a la conquista cristiana de Elche.

  1. Albinella (A) Huertos
  2. Marchena (A) (riega la ribera opuesta del río)
  3. Carrell (A) Dula (3 dulas: Barranco, Higuera Roja, y Pedregal)
  4. Asnell (A) Huertos
  5. Albelló (A) Huertos
  6. Anoy (A) Huertos
  7. Real (A)* Huertos
  8. Vila (V) Huertos
  9. Candalix (A) Dula (2 dulas: Puente de la Barrera/Benimonder, y Partidor Nuevo/Benisarco) 
  10. Horts (V) Huertos
  11. Alinjasa (A) Huertos
  12. Abet (A) Huertos
  13. Matrof (A) Huertos
  14. Alcanà (A) Huertos
  15. Nafís (A) Huertos
  16. Atufà (A) Huertos
  17. Cuñera (A) Dula
  18. Sahoni (A) Huertos
  19. Aladia (A) Huertos
  20. Franch (V) Huertos en la primera sección, después Dula hasta Beniboch
  21. Alausa (A) Huertos
  22. Alborrocat (A) Huertos
  23. Anacla (A) Huertos
  24. Palombar (L) Huertos
  • A partir de Palombar comenzaban 3 nuevos canales, considerados por Baltasar Ortiz de Mendoza como constitutivos de un vigesimoquinto canal:

    Carmahadet (A) Dula 

    Beniay (A) Dula

    Sinoga (A) Dula

  • Finalmente, en el "partidor de la Almeida", aguas abajo del Molino de Ressemblanch, emplazado en el extremo final de la Acequia Mayor, comenzaban las dulas de Rabajalí, Daymés y Boniol.

 La descripción de Ortiz de Mendoza refleja la continuidad, tres siglos después, del sistema definido tras la conquista por el Infante Don Manuel.

Cuando, al hacer uso de dicha información, coloreamos en diferentes tonos los canales de Huertos y de Dula, emerge una imagen de gran interés: la estructuración del paisaje productivo irrigado en dos anillos concéntricos, como indicara Rafael Azuar.

Ya se ha apuntado que esta peculiar disposición, en la cual el área de Huertos/Palmeral constituye el anillo interior más próximo a la ciudad, tiene un fuerte componente tecnológico, orientado a incrementar la eficiencia en el uso de la escasa agua disponible.

Pero esta peculiar disposición geográfica, donde la zona de Huertos/Palmeral ocupa el anillo interior más próximo a la ciudad, apunta de nuevo a la influencia de los requerimientos urbanos en el diseño del sistema. La asignación a las tierras contiguas a la ciudad de una dotación extraordinaria de agua permitió la ubicación de la producción agropecuaria intensiva en trabajo y orientada al mercado en proximidad inmediata al centro de consumo y de concentración de la mano de obra; y, de forma colateral, permitía el desarrollo de aprovechamientos no agrarios del agua en baños públicos, infraestructuras de saneamiento, molinos hidráulicos, etc.

Molino Real y Molino de Ressemblanch




De hecho, el Palmeral peri-urbano reunía la mayor concentración de ingenios hidráulicos, hasta el punto de que el área recibía el nombre de "Huertos y Molinos". Además, dos molinos de origen musulmán, los molinos Real (documentado en 1306, evocador de un "real" musulmán, una gran propiedad rural) y de Ressemblanch (el radical "Ress" podría corresponder con la figura de un ra'is musulmán) subrayan, con su posición sobre la Acequia Mayor, en la cabecera y la cola del área de Huertos, los límites entre esta y las tierras de Dula.

La estructuración del campo en anillos concéntricos de intensidad decreciente del centro a la periferia, típica de la agricultura preindustrial (Slicher van Bath), constituía una nota dominante del paisaje de Elche, como ya notara a finales del XVIII el botánico Cavanilles.

Un efecto paisajístico que, lejos de ser casual, tiene por causa la disposición física e institucional del sistema de regadío diseñado por los fundadores andalusíes de la ciudad de Elche, hace un millar de años.